En muchas regiones del mundo, los usos abusivos y erróneos y la contaminación
amenazan cada vez más la disponibilidad y la calidad del agua; y se considera
con frecuencia que los bosques influyen fuertemente en ambas. Además, el cambio
climático altera la función reguladora de los flujos de agua ejercida por los
bosques y condiciona la disponibilidad de los recursos hídricos (Bergkamp,
Orlando y Burton, 2003). La relación entre los bosques y el agua es, por
consiguiente, un asunto crítico que debe ser objeto de atención prioritaria.
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